Breve Reseña

Una historia que tiene como protagonistas a Charlotte Copperfield y a Edmund Cooper que comparten un sentimiento mutuo, el odio. Ambos se enfrentarán a una serie de situaciones que solo podrán resolver juntos. ¿Podrán aceptar sus diferencias y sus rivalidades?

martes, 1 de junio de 2010

Primer Capítulo: Lo Detesto Parte II

Hola!!!!! Muchas gracias a todas las que me están siguiendo y espero que les guste el resto de la historia, pronto verán que ya en el segundo capítulo se dará forma a lo central de la historia entre Charlotte, Edmund & sus amigos, besoss!!

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-Pi-pi-pi pi-pi-pi –sonaba el despertador. Revoloteé la mano por el velador buscando el botoncito del despertador sin mirar hasta apagarlo.

No podía creer lo rápido que había pasado la noche, y bien malgastada tendría que decir, ¿por qué rayos tuve que revivir ese tormentoso suceso en la noche en vez de haber soñado no sé, con cupcakes gigantes o delfines parlantes?

Hice la rutina de todas las mañanas, meterme a la ducha, vestirme, tomar desayuno, lavarme los dientes, arreglar mi cabello, despedirme de Stella y de Edgar que él siempre respondía “Que tenga un maravilloso día, señorita Charlotte”.

Las primeras horas transcurrieron como siempre, luego del primer descanso tuve el examen de Trigonometría que por cierto creía que me había ido pésimo ya que me resultó fácil.

Las chicas, Alex, Beth, Abbie, Ali y yo nos sentamos en la mesa de siempre, a veces solían sentarse con nosotras Scott o a veces Peter el mejor amigo de Ali y de Alex aunque el que se sentaba con más frecuencia en nuestra mesa era Daniel el novio de Abbie, pero estaba con un gran resfriado, por lo tanto había faltado al colegio.

-¿Cómo te fue en el examen, Lott? –preguntó Abbie, éramos las únicas que estábamos en Trigonometría.

-Ni bien, ni mal, la verdad… no sé. Creo que me fue mal ya que se me hizo fácil. –dije dando un sorbo a mi limonada. -¿Y a ti?

Con Abbie comentamos el examen mientras las demás conversaban sobre diversos temas, pude notar que Ali le mostraba las fotos que me había mostrado ayer a Bethany y Alex le contaba lo maravillosa y hermosa que era su nueva hermanita Abbie comió solo una naranja y luego se disculpó y se fue ya que no había terminado un trabajo de Literatura y debía entregarlo a la próxima hora.

-Respira Ali… respira –se dijo a sí misma, respirando e inhalando.

-¿De qué hablas Alison? –preguntó Bethany. Sin pensarlo ya sabía que se debía tratar de algún muchacho.

-¿Quién es ahora? –pregunté sacando un poco de mi ensalada de lechuga. Suspiró con una tonta sonrisa pegada al rostro.

-Ali, ¡Ali! Tierra llamando Ali… -la llamaba Beth.

-Ya sé que hacer. –se dijo Alex a sí misma. –Ali, mamá llamó cuando estabas en la ducha diciendo que nos vendría a cuidar Tía April y que llegaría hoy día en la tarde… -al escuchar esto la sonrisa de Alison desapareció y palideció para luego empezarse a quejar.

-¿Qué? ¿Cómo? Pero… -se atropellaba las palabras ella sola. –No es justo, ya somos grandes y…y ¡no se vale! –Alex se reía de su hermana.

-¿Por qué te ríes Alex?

-Claramente la Tía April no vendrá Alison, era solo para que despertaras.

-Y que pasa con su Tía April, ¿Es muy pesada? –pregunté con algo de curiosidad.

-Emm… No precisamente.

-¿A qué te refieres?

-No es pesada Charlie –Alex y Alison eran las únicas que me decían Charlie no era mi apodo predilecto pero no me molestaba, los demás me decían Lott (Lottie mamá y Stella) o simplemente Charlotte -, lo que pasa es que Ali no puede despegar la mirada de su bigote cada vez que la ve. –me respondió Alex con toda naturalidad.

-¿Bigote? –preguntó Bethany divertida.

-¡Es enorme, Bethany! –respondió dramatizando como siempre. Nos reímos y ella se enfurruñó porque según ella no la entendíamos.

-Por cierto Ali, ¿A quién mirabas? –preguntó Alex terminando su ensalada de tomate para luego comerse la mitad del sándwich de pavo.

-Por malas no les diré… -dijo sacándonos la lengua. –Bueno, ya que insisten tanto les diré –Beth y yo rodamos los ojos. –Díganme, y sean sinceras, que Edmund Cooper no se ve guapísimo hoy. –lo que me faltaba, ya me había olvidado solo por tres horas de ese estúpido y mi querida amiga me lo saca a colación. Todas se dieron vuelta para verlo mientras yo agarraba bruscamente mi tenedor mientras sacaba a duras lo poco de ensalada que me quedaba mientras cerraba los ojos intentando olvidarme de ese engendro del mal.

-Wow, que pasa Charlie. –preguntó Alex.

-Nada, ¿por qué preguntas? –mentí macabramente.

-Te vez algo…

-Alterada. –respondió Alison.

-¿En serio? –dije mientras intentaba seguir con la mentira que obviamente no estaba dando resultado. Suspiré y dejé a un lado mi comida.

-Lo siento chicas es solo que, ese, Edmund Cooper no es de mi agrado.

-Bueno eso ya lo sabíamos, pero… ¿Habrá algo que nos estés ocultando? –preguntó moviendo las cejas de arriba hacia abajo en la última frase Ali.

-Claro que no. –mentí mejor, y me creyeron.

No pude comerme la mitad del sándwich de pavo que compartíamos Alex y yo el segundo jueves de cada mes ni mi manzana, la presencia de Cooper me había revuelto el estómago en el mal sentido de la palabra.

Avance hacia el gran basurero y donde se dejaban las bandejas cuando pude ver por el rabillo del ojo que Cooper también avanzaba hacia el mismo lugar pero yo, como no quería topármelo a menos de 3 metros avancé más rápido disimuladamente para que no me alcanzara pero el maldito me siguió el paso. Quedándonos frente a frente sin poder tirar la basura porque él me lo impedía y yo se lo impedía nos quedamos fulminándonos con los ojos por nos minutos, tuve que cortar el silencio.

-¡Qué caballero! ¿No Cooper? –dije irónica y empujándolo un poco con el hombro así tirando de buena vez los restos de comida.

-¡Qué femenina y poco bruta! ¿No Copperfield? –me tentó con los ojos y la sonrisa burlona aumentando mi rabia. No quería seguir discutiendo con ese fastidioso e irritablemente hermoso niño, por lo tanto, cerré los ojos con fuerza mientras me mordí el labio inferior de la misma forma, me di vuelta y me fui.

Las clases pasaron lenta y tortuosamente, no veía la hora de salir. Cuándo por fin terminó la jornada escolar y con mis amigas nos fuimos al Starbucks más cercano. Ahí me encontré con Frank y con una tierna y menuda chica rubia que lo acompañaba no sabía si era su novia o no pero si lo eran harían una bonita pareja. Le conté que iba a su casa esa tarde y me dijo que se quedaría con nosotros.

Con las chicas no estuvimos ahí más de hora y media, las mellizas invitaron a Abbie y a mí a su casa ya que Bethany también iría pero les conté que iría a casa de los Thorton y había se excusó con que iría a ver a Daniel.

Pasé a casa para hacer hora, hice los deberes y luego me fui donde los Thorton. Lucy me abrió la puerta vestidita con su traje de niña exploradora.

-¡Buenas tardes luciérnaga! –dije haciendo el saludo militar.

-¡Charlotte! –dijo abrazándome ella era la ternura retratada, odiaba a los niños y a las guaguas pero los Thorton eran otra cosa.

-¿Y? ¿No me invitarás a pasar?

-Claro que sí, entra. –me dijo y adentré a la casa.

-Charlotte, que bueno que llegaste más temprano mi cena se adelantó, los chicos no han comido pero –dijo buscando en su cartera y luego me paso algo de dinero. –ten, con esto alcanzará compra una pizza o vayan al McDonald’s.

Luego se despidió de cada uno de sus hijos y se fue.

Mathew y Christopher veían Bob Esponja mientras que Lucy dibujaba, Frank y yo hablamos de diversos temas cuando sonó el timbre y este último se ruborizó.

-Ya viene la novia de Frank. –cantó Lucy molestando a su hermano.

-No es mi novia Lucy. –dijo algo molesto.

-No todavía… -dijo Lucy en un tono casi inaudible pero lo suficientemente audible para Frank.

-¿Que dijiste enana?

-Nada –dijo angelicalmente.

-¿Es la misma chica que vi en el café? –pregunté.

-Síp. –dijo corriendo hacia la puerta.

Rose, la amiga de Frank fue algo tímida en un principio pero cuando se soltó un poco me di cuenta que teníamos caracteres muy parecidos aunque ella era notablemente más amorosa y tierna que yo. Rose también era un año mayor que yo aunque eso no impidió que nos entendiésemos.

En un momento quise dejar solos a los tortolitos por eso les dije a Lucy y los mellizos que fuéramos a otro lado.

No sé cómo pero ese otro lado terminó siendo la cocina.

-¿Charlotte? –me preguntó Christopher tirando de mi blusa.

-¿Sí Chris?

-¿Qué podemos hacer en la cocina para divertirnos? –me preguntó mientras Mathew asentía.

-Mmm… déjame pensar…

-¡Yo sé que podemos hacer! –dijo Lucy con la emoción en sus ojos.

-Dinos. –la incité.

-¡Hagamos una pizza!

-¿Pizza? No suena mal, ¿Qué creen chicos? –les pregunté.

-¡Pizza! –gritaron contentos los dos.

-OK, pizza será entonces. Lucy, puedes fijarte si hay ingredientes para la masa en la despensa y Christopher y Mathew fíjense si hay queso y jamón en el refrigerador, por favor. –dije poniendo mi mano sobre la frente como un militar.

-¡Sí, mi Capitán! –dijeron los tres para luego partir a sus respectivas misiones, de vida y muerte por supuesto.

Cuando reunimos todos los ingredientes, que por suerte estaban todos le pregunté a Frank y a Rose si querían ayudarnos.

-Yo iré si tú vas. –le dijo Frank.

-Claro que ayudaremos. –me respondió Rose con una sonrisa.

-Pero te advierto algo, Frank es un desastre en la cocina entonces…

-¡Oye!

-Es cierto, a si que te pediré que me ayudes a mantenerlo lejos de cuchillos, fuego, y todo lo que pueda herirle. –lo molesté diciéndole a Rose mientras íbamos a la cocina, Rose no paraba de reír.

Cuando todos estuvimos en la cocina los ordené de mayor a menor.

-De acuerdo tenientes, esta es la misión, Lucy, tú te encargarás de hacer la masa con los mellizos, y tú estás a cargo de ellos, -sus ojos se llenaron de orgullo y compromiso. -irán a hacer la masa, las medidas e ingredientes están en la mesa de allá –dije apuntándola, Rose parecía creerse todo esto entre serio y cómico por su rostro. Le guiñé un ojo para que se soltara. –Rose y Frank irán a cortar el jamón y los tomates, por cierto Frank, Rose estará a cargo de esa misión, sabemos lo peligroso que eres tú con el jamón, -todos se rieron. -¿Todo claro?

-¡Sí, mi Capitán! –dijeron firmes.

Obviamente no dejé a los menores solos ningún momento, yo preparé la salsa al lado de ellos, aunque usáramos delantales y todo, quedamos llenos de harina, menos mal que las mujeres nos amarramos el pelo.

Al final de todo, la pizza resultó estar exquisita. Bailey llegó cerca de las 9:30 pm.

-De nuevo gracias Charlotte, no sabría que hacer sin ti. –me dijo despidiéndose.

Me despedí de todos y cuando me estaba yendo Rose me preguntó tímidamente si la podía llevar.

Cuando ya estábamos en el auto le quise hacer un pequeño interrogatorio.

-Rose, a ti te gusta Frank, ¿cierto? – ¡Bravo Charlotte! Ahora la pobre de Rose va a salir corriendo con tu directiva, pero no estaba acostumbrada a andar con muchos rodeos y era pésima cotilleando. Pude notar cómo se ruborizaba sutilmente.

-No me tienes que responder enseguida, lo siento, soy muy directa y a veces eso incomoda a la gente.

-No, no, no te preocupes. No me importa compartir lo que siento.

-Entonces sí.., ¿te gusta?

-Sí. –me dijo con una tímida sonrisa. Me llené de felicidad. ¡Por fin Frank encontró una chica linda, simpática e inteligente!

-En verdad me alegro Rose. Los he visto, hacen una hermosa pareja. –le dije feliz por ellos. Rose suspiró dejando algo que desear.

-¿Dije algo mal?-pregunté algo alarmada y preocupada.

-No, no –dijo moviendo la cabeza. –Es solo que, no sé si… -tomó una bocanada de aire. –Si yo le gusté.

-Oh. Lo siento, pero si me permites decirte, y no le digas que te dije, creo que hay una alta posibilidad de que le gustes ya que es primera vez que veo que trae a una chica a su casa. –vi como sus oscuros ojos brillaron.

-Gracias Charlotte, pero no quisiera ilusionarme.

-Está bien. El tiempo lo dirá todo… -murmuré sin pensar que me escucharía.

-Exacto. –dijo. –Aquí dobla a la derecha y luego en dos semáforos más a la izquierda.

Conduje rápido hasta su casa, no quedaba muy lejos de la mía por lo tanto también llegué rápido a la mía. Antes de despedirnos nos dimos lo teléfonos y quedamos en juntarnos pronto. Me había gustado hacerme amiga de Rose, en general me cuesta socializar por lo tanto no tenía muchas amistades, pero era genial encontrar una nueva amiga que se sienta cómo si la conociera de hace años.

-Buenas noches señorita Charlotte. –me dijo Edgar al abrirme la puerta.

-Hola Edgar. –dije. -¿Han llegado papá y mamá? –pregunté adentrando a la casa.

-Sí señorita, han llegado hace aproximadamente dos horas.

-Muchas gracias.

Fui a darle las buenas noches a Stella y a Edgar que iban y luego subí a la habitación de mis padres.

-¡Papá, mamá! –los saludé.

-Hola mi amor. –me saludó Mary dándome un beso en la mejilla y luego papá que estaba terminando de escribir unos e-mails para el trabajo. Mamá me contó cómo le había ido y me preguntó sobre los típicos temas que se preguntan (¿Cómo te fue en la escuela?, ¿Cómo están tus amigas?, etc.) cuando me despedía para irme a mi habitación, papá me llamó.

-Charlotte, mi amor, antes de irte quiero hablarte de algo.

-Claro papá. –dije confusa. -¿De qué se trata?

-Bueno, te quería avisar que viajaremos nuevamente a San Francisco mañana por la tarde, más o menos al medio día.

-Ok. Pero, ¿puedo preguntar algo?

-Claro que sí.

-¿Por qué volvieron a Portland hoy día si tienen que estar en San Francisco mañana por la tarde? Lo siento papá pero encuentro que fue una idiotísima estupidez.

John y Mary se rieron, no entendía nada.

-¿Qué es tan gracioso? –pregunté seguía sin entender nada.

-Lottie, no vamos a viajar solos esta vez. –respondió mamá.

-¿Ah no?

-No, cielo, irás con nosotros.

-¿En serio? - ¡Genial! Adoraba San Francisco era un lugar hermoso y entretenido.

-Claro que sí. –pero de pronto se me vino una duda a la cabeza.

-Papá, te preguntaré algo nuevamente.

-¿Qué pasa ahora nena? –dijo exagerando.

-¿Por qué razón iríamos?

-Bueno, esa es la otra parte de lo que te quería contar. –e hizo silencio.

-¿Qué es?

-Charlotte, mi empresa hará un evento en San Francisco donde asistirán todos mis socios y compañeros de trabajo.

-Ok, ¿y eso en qué me incumbe?

-Quiero que vayas.

-¿Yo? A un evento... de trabajo… no te entiendo.

-Quiero que conozcas a algunos socios y amigos, y te hará bien salir un poco. –so tono de voz no mentía, no había dicho todo.

-¿Nada más? –dije esperando una buena respuesta.

-Hay alguien que quiero que conozcas en especial. –lo miré con cara de querer más información. –Hay un sujeto, con quien me quiero asociar, ya que ambos nos beneficiaríamos mucho si eso se hiciera. Resulta que este hombre, hija, tiene un hijo de tu edad y quería que lo conocieras. -¡QUÉ! NO. Eso era insólito. Todo padre en su sano juicio, cuando tiene una hija adolescente no quiere que se le acerque ningún muchacho y mi padre, mi querido padre ¡planea presentarme uno!

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PD: Se aceptan comentarios hahaha



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