No pude pegar un ojo en toda la noche. Creo que recién a las cinco y algo de la mañana pude descansar un poco pero casi inmediatamente me desperté debido a que Cooper estuvo en mis sueños. Cerca de las nueve me di cuenta que no podría dormir, entonces me metí a la ducha. El intentar arreglarme fue un desastre. Me vestí con unos vaqueros claros y una remera blanca y arriba me puse un viejo polerón azul marino; eso no fue lo desastroso, sino, el intentar ocultar las inmensas ojeras y bolsas que tenía. Intenté con un poco de corrector y algo de base pero la supuesta magia del maquillaje no podía contra las malévolas y poderosas ojeras del castillo de las pesadillas del terror.
No quería bajar a tomar desayuno junto a mis padres. Intentarían de algún u otro modo sacarme información sobre la salida de anoche. Y no estaba de ánimos para soportarlo. Medité la opción de escapar por mi ventana e irme no sé a un Starbucks pero realmente me asustaban un poco las alturas así que mi cobardes y yo tuvimos que bajar las escaleras de una vez.
No sé cómo conseguí salir rápido y sin que me vieran u oyeran pero en menos de treinta segundos ya estaba entrando a mi auto preparada para salir. Manejé hasta el primer Starbucks que vi. Antes de bajarme me acordé que tenía en la guantera del auto mis lentes de sol, mis Ray-Ban, mi salvación.
- ¿Son tuyas? –me preguntó un chico mostrando unas llaves negras con puntos blancos acompañadas de un llavero de Nueva York. Cordones desabrochados, eran mis llaves.
-Sí. –me paré de la mesa con una sonrisa avergonzada por mi torpe descuido y me agaché a su altura para recoger las llaves. –Muchas gracias. –me sonrió. Esa sonrisa se me hizo conocida pero, al igual que yo, andaba con unos lentes de sol.
-De nada. –me dijo siguiendo con esa sonrisa, que me fue imposible no devolvérsela.
Entonces me acordé que debía pararme, volver con mi bagel con queso crema y mi latte y dejar de hablar con extraños en la calle, lo cual parecía mi nuevo hábito.
-Gracias. –repetí, parándome y tratando de despedirme.
-No hay de qué. –pensé que ahí había quedado nuestra primera y segura última conversación. Entonces volví a sentarme en la mesa donde me esperaba mi desayuno.
- ¿Puedo acompañarte? –me preguntó este mismo chico.
-Eh, claro. Se sentó en la otra silla que había en esa mesa para dos, no me había dado cuenta antes de que él también traía su desayuno, un muffin de chocolate y un chocolate caliente, según mi olfato.
-Entonces… ¿tu novio no vendrá a pegarme por sentarme contigo? –me sorprendió su pregunta, más bien, me confundió.
- ¿Ah?
-Tu novio.
-Yo no tengo… ah, cierto. Hm… -él comenzó a reír.
- ¿No sabes si tienes novio o…?
-Creo que sí. –dije no muy segura. Volvió a reírse. De pronto me alarmé, claro, él o cualquiera podría imaginarse que yo…ay no sé, que yo era una mujerzuela o algo por el estilo.
- ¡No es lo que te imaginas! Es…complicado.
-Lo sé, ayer también te complicaste. - ¿Ayer? - No te acuerdas de mí, ¿cierto?
-Perdóname, creo que me estás confundiendo con otra persona.
-Creo que no Charlotte. –dijo de una manera seductora.
- ¿Cómo rayos sabes mi nom-? Más bien, ¿quién er-? –en eso se saca los lentes.
- ¿Jesse?
5 comentarios:
porqe siempre me haces estoooo !
me encanto!!:D
pero siempre nos
dejas kon la duda
verdad!!!
pero bueno espero que
escribas pronto plis
kuidate!!!
Es para matarte...siempre me haces esto...dejas los caps muy cortos aaaarg!!!!
amo a jesse con mi ser, quien es ese edmund cooper... deséchalo.
buscate un patch, daniel o dan, o un jesse como el de esta historia.
lo siento emma, pero siento que tu eres charlotte y por tu bien te digo que te quedes con jesse. aparte es terrible de mino.
chaus, besos, y lo sineto por no haberte podido comentar antes.
te quiero, gadora
woW hoy encontre tu novela y me leí todos los capitulos!! es muy buena tu hidtoria siguelaaaa!!!! =D
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