-When you walked through the door it was clear to me. You’re the one they adore, who they came to see. You’re a ¡Rock Star! -sonó la canción de Eminem de la nada. Sin soltarme la mirada, buscó algo en su bolsillo, su celular.
-¿Si? –contestó y recién pude apartar la mirada. Demonios, ¿desde cuándo mi respiración era tan irregular?
-¿Rebecca? –preguntó. Recién en ese instante quitó la mirada de mis ojos, que, intentaban evitar los suyos a toda costa desde que me despertó la canción “We made you”. Miré a mi alrededor. ¿Cómo uvas saladas había llegado a estar así sentada? Si es que podía decir sentada a eso.
-¿Qué dónde estoy? Emm, llegando. Estoy allá en 5 minutos.
Mierda, ¿Cómo salía ahora? Intenté mover mi pierna izquierda. Sentí un gemido. Miré a Cooper, zanahorias, le había pegado en la pierna. “Lo siento” articulé con los labios.
-¿Con quién estoy? –había subestimado a Rebecca, pensé que era una cabeza hueca pero ahora pensaba que tal vez al no tener cerebro debía de tener algo, ya que la inteligencia no la acompañaba, y lo encontré, tenía un inútil censor para saber con quién estaba Cooper..
¡Ah! Me olvidaba, también tenía el cerebro, el corazón y hasta el hígado lleno de una sustancia llamada maldad.
-Claro que njo, ¿con quién podrá estar? –unas vocecillas en mi cabeza me susurraban: vamos, es una oportunidad perfecta –me decía una. –sabes que puedes molestarlo ahora así Rebecca se enfadará con él –me dijo otra. .Sabes que quieres molestarlo. –me dijo la última. –vamos, se mala, moléstalo. –me dijeron casi a coro.
-¡Cállense! –les grité. –Luego di un agudo gritito ahogado tapándome la boca con ambas manos.
-No fue nadie, enserio. Sí, sé que no eres tonta –sí, claro. - ¿Qué qué fue ese ruido= -decía mientras me acusaba con la mirada. –La radio, ya sabes, una de esas novelas que dan por la radio, uno de esos programas tontos, se trata de una chica algo, bueno, muy torpe. –lo fulminé. –que está. –algo malo diría, porque una chispa se encendió en sus ojos. –enamorada. –ok, este niñito, quería sufrir. Todavía en su asiento, casi sentada arriba de él pero tratando de estar lo más lejos posible, intenté pensar rápido en una amenaza silenciosa. Almendras tostadas, piensa Charlotte, rápido. Perfecto, lo tenía.
-¿En qué radio era? Ah, no sé, ya la cambié. No sé, su vida podría ser patética pero ella… -“corta el teléfono ahora” articulé con los labios. Pero no, él estaba de lo más entretenido hablando de mi vida, digo de la niña del programa de la radio.
-Enamorada de un chico que simula odiar y… -le advertí. Agarré su muñeca izquierda y…
-¡Aaau! –gritó luego de mi mordida.
-Eddie, ¡dime ahora mismo qué estás haciendo! –escuché a Rebecca gritar desde el teléfono.
-Nos vemos en la fiesta. Chao. –y le cortó. Sonreí.
-Te lo advertí. –dije inocentemente. Pero con la sonrisa y los ojos burlones.
-Copperfield.
-¿Si? –dije sonriente.
-Podrías…? Sentarte de copiloto.
-¿Ah? –due tan… fuera de contexto, que me costó procesar la información.
-Bueno,, si prefieres irte aquí conmigo…
-No, gracias. –dije intentando escapar desesperadamente, Cooper ayudó corriéndose al lado de la ventana para que pasara más rápido.
-Listo. Vamos. –lo único que quería era terminar todo esto rápido. Encendió el motor y partimos.
-Pon algo de música. –dijo cuando recién pasamos mi casas. Lo mir´ñe levantando una ceja.
-¿Por favor? –
-Claro. Eh… ¿pongo radio o un CD? –dije con duda.
-Lo que sea. –dijo sin importancia.
-Ok… -busqué con curiosidad entre sus discos algo que me gustara. Me sorprendió bastante ver que tenía discos de mis pianistas favoritos y de música que bueno, yo igual escuchaba. Puse un Cd e inmediatamente subí el volumen casi al máximo porque solía cantar las canciones inconscientemente.
-I've been roaming around; I was looking down at all I see. Painted faces fill the places I can't reach. –canté despacio. -You know that I could use somebody…
Intenté mirar al frente todo el camino pero a veces sentía a Cooper lanzándome miradas fugitivas. Intenté no hacer nada al respecto, tal vez fue solo mi imaginación o… tal vez era una perseguida sin remedio.
Dos cuadras antes de llegar, podía sentir el ruido de los adolescentes divirtiéndose. Exceptuando el estacionamiento del centro comercial y el supermercado, nunca había visto tantos autos en un mismo lugar. Cooper no dijo ni una palabra, se desabrochó el cinturón de seguridad y salió de la camioneta. Lo imité.
-¿Con que era poca gente? –pregunté con sarcasmo, aunque el tono de mi voz no sonó como lo esperaba.
-Hagas lo que hagas, no digas que yo te traje. –dijo entrando a la casa que tenía la puerta junta. Oficialmente, este tipo no se podría ser “míster simpatía” ni aunque Sandra Bullock le enseñara. Obviamente me enfadé, entré a la casa, demonios, estaba colapsada de gente. Con mucha suerte pude llegar a la cocina. Luego de ver la cantidad de alcohol me sorprendió ver a tanta gente sobria. Me serví algo de agua luego de buscar por toda la cocina un vaso limpio, y teniéndome que conformar con una taza. ¿Por qué lápices sin tinta acepté venir a un lugar en que, claramente no encajaba?
Al lado mío tenía a un niño que había quedado botado de borracho suponía que se la pasaba hablando incoherencias, por lo que entendí se llamaba Adam y le gustaban los pandas de gomita, pero no los verdes.
Y entonces vi a Rebecca. Con una polera plateada, pantalones ajustados, collares y unos tacos de aguja, la capitana del equipo de porristas charlaba con Tiffany y Gwen, su séquito sin neuronas. Rebecca me miró y comentó algo con sus amigas para luego acercarse a mí con ese caminar de “aquí voy yo, todos se apartan por favor”.
-Miren lo que trajo el… ¡Ay! Disculpa querida pero, no puedo decir el gato, porque un gatito no sería tan estúpido como para traerte a acá. –con que con esas íbamos. Que conste que yo era Suiza, que yo deseaba la paz, pero ella y su noviecito había destruido todas aquellas partículas de paciencia que me quedaban.
-Gusto en verte Rebecca. –la saludé pesadamente.
-¿Qué haces acá? –preguntó sin más rodeos.
-¿Qué no ves? Me estoy divirtiendo con mi amigo Adam. –dije con una fingida sonrisa.
-No mamá, no apagues la luz. –dijo Adam. Muchas gracias amigo. Rebecca rió cínicamente.
-Hablo enserio, Copperfield. –dijo seria. - ¿Qué haces acá? Porque al parecer, viniste sola. Bueno no me debería sorprender, que una perdedora como tú viniera a humillarse sin invitación o sin una pareja. –Ok, esta rubiecita no-consumidora-de-carbohidratos me hartó.
Me reí y me paré de mi asiento. “Hagas lo que hagas, no digas que yo te traje” esas habían sido las palabras de Cooper, pero por qué le debería hacer caso a él, justamente que me dejó sola.
-Para tú información no vine sola. –dije muy pagada de mí misma.
Ella y su séquito se rieron.
-Los amigos imaginarios no cuentan Copperfield. –dijo cruzada de brazos. Fingí otra risa.
-Claro que no, pero… ¿en verdad quieres que te diga quien me trajo? -Rebecca abrió los ojos, de seguro no querría saber quién era. Pero no me lo guardaría, ¿perderme la cara de enfado al saber que Cooper me había traído? Ni muerta, prefería arreglármelas después con Cooper que quedarme callada.
-Escúpelo rápido. –dijo enojada.
-Bueno, quien me trajo fue…
4 comentarios:
SORPRENDENTE :D
quiero maaas AHORA!!!!!!!!
Ame el cap... En verdad demasiado bueno. Ojalá subas. pronto, y ya te dije que iba a tratar de comentarte más seguido... Por cierto, que mala ondi Cooper, yo que lo amaba tanto, bueno, ya será para la otra... Te quiero, bueno, ya tu sabes
Esa renbeca es igual de pesada q barbara Arg. La odio pero en relidad siendo yo charlotte me voy o sea q onda
bueno cuidate y sigue así todos los caps me facinan :D
que lo diga!que lo diga!que lo diga!que lo diga!que lo diga!que lo diga!que lo diga!que lo diga!que lo diga!. en serio que lo diga, todo para que esa rebecca se trague sus palabras.
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