Pero Miranda no me devolvió la sonrisa, en vez de eso, me miró cautelosa, no con temor ahora pero, no sé, era algo extraño. Al parecer no le caí muy bien.
-Tienes una habitación muy linda. -no respondió, tampoco era que lo esperara. Cooper la miró con algo de tristeza, jamás pensé verlo así, pero lo que más me sorprendió fue la aguda punzada que me dio en el pecho, no entendí esta reacción de mi cuerpo, siendo el ser que mas odiaba en el planeta, que digo los marcianos no me caen tan mal, el universo, era algo extraño.
-Gr-gracias -se oyó muy bajo una respuesta de Miranda. Una enorme sonrisa se formó en mi rostro.
-De nada -dije sonriendo. Me agaché para quedar a su altura y encontré a sus pies un juego de tazas de te y un oso de felpa marrón oscuro, se me hizo muy familiar aquel osito.
-¿Puedo tomarlo? -le pregunté apuntando al osito, asintió tímidamente.
Tomé a aquel extrañamente conocido peluche y al tacto pude reconocerlo inmediatamente. Era tan suave y esponjoso como uno se imagina que las nubes son.
-¡Danny! -dije bajo pero emocionada al mismo tiempo. Era el mismo oso que tuve de pequeña. Adoraba a ese peluche, era mi favorito, no lo solté en los dos años que lo tuve. No pude evitar abrazarlo.
-¿Cómo sabes su nombre? -dijo sorprendida Miranda, hablando sin timidez debido a la impresión.
-¿También le pusiste Danny a tu oso? -pregunté sorprendida. Ahora Cooper también se veía extrañado como nosotras.
-Sí. O sea, no. Fue mi hermano quien lo llamó así. Era de él. ¿Tú también tienes uno así? -Así que Cooper tenía el mismo osito de felpa que yo cuando niño.
-Sí. Digo, no. No ahora. Pero tuve uno igualito a este hace muchos años.
-¿Y qué le pasó? -preguntó preocupada sentándose a mi lado, la imité.
-Tenía 7 años cuando estábamos Danny y yo en un parque, recuerdo que estuve columpiándome, con él a mi lado por supuesto, -agregué -y salté muy lejos del columpio, al caer, me pegué con una roca muy dura, me salió mucha sangre y me desmayé. Mis padres me llevaron a la clínica. -No me acordaba de todo esto, pero al contarlo fluía tan bien por mis labios cono si lo hubiera vivido la tarde anterior. Cooper estaba apoyado en la pared, mirándome fijamente mientras relataba mi historia, traté de no prestarle atención. -Cuándo desperté estaba asustada y lo primero que pedí fue que me pasaran a Danny, pero al hacerlo, mis padres me dijeron que no lo habían traído y que de seguro se había quedado en el parque. -Miranda me miró con cara de horror y abrazó fuertemente a su Danny como si le pudiera pasar algo. -Al día siguiente -continué. -Al día siguiente, regresamos al parque pero Danny no estaba. -dije apenada. No pude ver el rostro de Cooper pero de pronto se enderezó y salió de la habitación a no sé dónde. Miranda y yo nos quedamos calladas.
-Entonces, tu hermano te lo regaló.
-Algo así. -dijo ordenando las tazas del juego de te, le puso una taza a Danny, a ella y puso una para mí.
-Era su juguete favorito. Lo tiene desde que tengo memoria, cuando cumplí 7 me lo dio. -me contaba mientras me "servía el té".
-Gracias.
-Gracias a ti por acompañarnos a Danny y a mí a tomar el té. -sonreí, que lindo que ahora le agradara.
-¿Puedo preguntarte algo? -me dijo con esa voz dulce y fría al mismo tiempo que ella tenía.
-Claro.
-¿Lo que sea?
-Seguro.-Dije no muy segura de mi respuesta.
-¿Qué es mi... -no pudo terminar la pregunta ya que Cooper entró tocando la puerta abierta para llamar nuestra atención.
-¿Puedo interrumpir la fiesta de te? -preguntó divertido apoyándose en la puerta con un brazo detrás de la espalda.
-Solo si te nos unes. -respondió calculadoramente Miranda.
-Lo cierto es, Miranda, que le estaba mostrando la casa a Charlotte y bueno, todavía no hemos terminado.
-Como quieran. -dijo con el mismo tono de antes. Me extraño un poco que pareciendo tan tierna fuera tan fría a veces.
Cooper me hizo una seña con la cabeza para que saliera de vuelta al pasillo. Por primera vez, le hice caso.
-Wow, me hiciste caso. -dijo cerrando la puerta, no fue el único en sorprenderse.
-Esto... Acerca de Danny. -Comenzó.
-¿Si?
-Creo que es el mismo Danny.
-¿Por qué piensas eso? -¿no sería demasiada coincidencia?
-El día que encontré a Danny en un parque a los 7 años traía esto atado en el cuello con un lazo rojo. -arrugué el rostro tomando el objeto desconocido que tenía en su puño. Era un papel, un dibujo. Un dibujo viejo. Abrí mi boca mientras observaba las primitivas figuras que tenía en frente, un oso de felpa marrón chocolate y una niña de cabello largo oscuro y con un vestido rojo, estos estaban tomados de la mano. Arriba de la niña, en una letra horrible, casi incomprensible, decía: "Charlotte y Danny" (Charlotte con
-Este dibujo... -no me lo podía creer.
-Todo indica, que es tuyo. -terminó mi oración. –Wow.
-No sé que decir. -Dije sin creerme lo que estaba pasando. Nos quedamos en silencio por unos minutos.
-No es necesario que te muerdas tan fuerte. -Dijo con la misma sonrisa que había estado trayendo esa noche. Me ruboricé, era cierto, me estaba mordiendo excesivamente el labio, pero él no debería estar fijándose en mí, ¡y menos en mis labios! Inmediatamente dejé de morderme.
-¿Continuamos con el recorrido? -pregunté adelantándome a la tercera puerta, algo nerviosa.
-Aquí está el dormitorio de los huéspedes. -Dijo abriendo la puerta. La habitación de huéspedes era inmensa, con el suelo y detalles de mármol, una gran cama, y, como todo en esta casa, bien decorada.
Salimos de la habitación y me llevó a la primera puerta, esa que nos habíamos soltado antes. Esa habitación era la de sus padres, la de Charles y Meredith. Era tan espaciosa, igual o incluso más que la habitación de mis padres. En su totalidad blanca, con un gran plasma que miraba a la extra-enorme-king cama ubicada en el centro, pegada a la pared, de la habitación. Luego, en vez de la típica ventana, los Cooper habían dejado toda una pared como ventana. Con esto se podía ver que, literalmente, estábamos en medio del bosque.
-¿Impresionante, no? –me dijo entrando. Algo incómoda, lo seguí.
-Es tan… De… -me quedé impresionada y como boba viendo cómo la luz de la luna alumbraba las ramas de los árboles, me acerqué para tener una mejor vista.
-Wow. –jamás había visto la luna tan hermosa.
-Wow. –repitió, cuando se acercó lo suficiente como para ver el hermoso espectáculo a mi lado.
-Nunca había visto más hermoso que esto. –dije casi en un susurro.
-Yo sí. –murmuró.
-¿Ah? –lo mire con la duda en mis ojos. Me miraba fijamente. ¿Desde cuándo nos encontrábamos tan, tan, cerca? De nuevo, mi respiración era irregular, un escalofrío recorrió mi espalda y, por primera vez, no pude apartar la mirada de sus ojos.
4 comentarios:
aaaaaaaaaaaaaaaaaai era el momento perfeeecto ajajaja
tendre qe segir esperando :(
agus :D
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA o por dios.. edmund es un papi xD... LO AMO
me ha encantado tu historia hasta el momento, y era el momento perfecto para que ambos chavos se besaran.
queria decirte que los personajes estan muy cheveres, que todos los chavos estan padrisimos, y que me encantaron las chicas, en verdad guapisimas, pero (no soy quien para decirtelo) hay 2 hermanas q son mellizas, ¿no deberian ser similares?, bueno, esa es solo una opinión externa, es que alex se ve mas menuda y menor que alison, y el pelo es de distinto color y sus contexturas diferentes.
pero estan ambas guapisimas, espero no haberte ofendido, yo iba a empezar un blog y no me podia imaginar a los personajes
hasta ahi llego mi blog
bueno, cualquier ayuda que necesites dejame un comentario en una de tus entradas :D
por solo un poco y se besan! casi enloqueci!, no los hubieran interrumpido, babeo por edmund. me encanta tu historia
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