Breve Reseña

Una historia que tiene como protagonistas a Charlotte Copperfield y a Edmund Cooper que comparten un sentimiento mutuo, el odio. Ambos se enfrentarán a una serie de situaciones que solo podrán resolver juntos. ¿Podrán aceptar sus diferencias y sus rivalidades?

domingo, 3 de abril de 2011

Capítulo 6: Inmadurez Parte II

Aquíííí está lo prometido :) Escribí casi todo el día huhu
espero que les guste el pedacito que les dejo, que igual no es tan cortito hihi, siento mucho la espera,
cariños ! :B

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Pero jamás imaginé, y cuando digo jamás, digo…

JAMÁS imaginé que cuando me incliné de puntitas alargando mis brazos a su cuello, acercándome a lo que había tenido mi vista cautivada; Cooper, Edmund Cooper se me adelantara, para que mis pies dejaran de tocar el suelo por segunda vez en la noche, su brazo capturara mi cintura para acortar aún más la distancia entre nosotros y sus labios capturaran los míos en un beso.

Mil y un nuevas sensaciones fueron las que sentí. Por supuesto tenía la piel de gallina, el corazón latiéndome apenas en un principio y luego frenéticamente sin descanso, cada partícula de mi ser se estremecía pero no de temor… pero había más. Cosas que nunca antes había imaginado que sentiría. Como la inevitable necesidad de no separarme de él, el querer que ese beso no acabara, ya había experimentado las odiosas mariposas pero creo que nunca con tanta intensidad; sus suaves y cálidos labios contra los míos fueron algo… que me cortaron de pronto en el instante en que se separaron de los míos, Cooper se alejó casi brusco, tan rápido que si no fuera porque me estaba besando ni lo hubiera notado. No tenía idea de cómo reaccionar. Pero Cooper, como siempre iba un paso antes que yo, me sonrió algo juguetón. Se dio vuelta y se marchó.

-Procura no morir camino a tu habitación. –me dijo llegando a su camioneta. No podía verlo, pero podría jurar que estaba riendo.

Llegué a mi habitación sin saber cómo reaccionar. Obviamente mi plan había fracasado. Ya que Cooper se adelantó y… ¿QUÉ DEMONIOS PASÓ? Ahora que podía pensar, Cooper no tenía idea de que lo estaba molestando, él pensaba que estaba algo pasadita de copas pero, él me besó, sin saber nada de mi tonto plan. Entonces… ¿Cooper quiso besarme? No. Claramente tenía que haber otra lógica explicación, digo, nosotros…simplemente…nos…odiamos. Exacto. No debería pensar en cosas absurdas como que yo le gustaba, si lo único que había entre nosotros era puro odio, ¿cierto? Ni éramos novios de verdad.

Entonces… ¿Cómo podía explicar el hecho de que me había besado? Tal vez él sí quiso besarme… Pero… ¡No! Él y yo nos odiábamos, y hasta donde yo sabía uno no besaba a la gente que odiaba. Intentando descifrar el enigma del beso y dejándolo a un lado un rato, ¿qué pilas recargables tenía que hacer ahora con todas estas mariposas aleteando hiperactivas en mi estómago, páncreas y todo lo demás? ¿Qué se suponía que tendría que hacer cuando lo viera el lunes en el colegio?

Dormí con los nervios a flor de piel y con los labios enrojecidos de tanto mordérmelos. Miré el reloj de mi celular e indicaba que eran las nueve de la mañana. Me puse la almohada encima de mi cabeza.

- ¿Por qué soy tan torpe? –suspiré. De pronto escucho los dedos de alguien tocando mi puerta.

-Pase. –dije todavía con la almohada en mi cabeza.

-Cariño. –dijo Mary mientras se sentaba a un lado de mi cama.

- ¿Si? –pregunté mientras mi mamá me sacaba la almohada del rostro y me acarició la mejilla con esa suavidad tan peculiarmente suya.

- ¡Es hora de levantarse! –dijo casi en un ánimo inhumanamente feliz.

- ¿Qué? –casi grité yo solía dormir hasta pasadas las diez de la mañana y me levantaba cerca de las once y ahora Mary me estaba pidiendo que me levantara ¡a las nueve de la mañana!

-Mamá, son recién las nueve de la mañana. –me quejé dándome vuelta cómo hacía cuando iba a dormir.

-Lo sé, lo sé. Pero tenemos una comida a las dos y necesito llevarte de compras.

Ahora sí, mi furia pasó a indignación…y confusión.

- ¿Q-qué? –titubeé incorporándome para sentarme y quedar a su altura. Oh no. Ahora me imaginaba por qué Mary me quería llevar de compras. –No. No me digas que…

Mary sonrió.

-Meredith me llamó anoche para decirme que nos invitaba a almorzar a su casa y… -sacudí la cabeza y puse una mano en alto para que parara.

-Está bien. No me sigas explicando. –dije y me miró confusa. Tenía que cobrar la compostura y pensar bien en la ducha, tenía que recordar que según mis padres, Cooper (odié la sensación que me produjo tan solo pensar su nombre) y yo nos estuvimos viendo las últimas dos noches. Y si es que alguno de ellos me espió cuando llegué en la noche, de seguro, nos vio bes-nada.

Me paré de la cama y casi eché a Mary diciéndole que me tenía que duchar y para eso necesitaba algo de privacidad. Dejé que el aroma de chocolate de mi nuevo champú se llevara todos mis problemas al igual que el agua caliente que relajaba mis músculos. Sabiendo que me cambiaría rápidamente de ropa, ya que iríamos de compras me puse lo primero que encontré, los mismos vaqueros que había usado el día anterior por la mañana, unos botines negros, una blusa blanca y mi chaqueta preferida de cuero negro. Mientras me peinaba intenté encontrar la manera de escaparme de la cena en la casa de los Cooper, y mientras me amarraba el pelo, que quién sabe por qué luego del secador había quedado caótico, en una coleta; se me ocurrió una idea perfecta….o eso creía.

Mi plan era simplemente darle los gustos a mamá. Ir de compras, dejar que me compre lo que quisiera, si me quiere llevar a la peluquería con José Alberto Antonio o cómo se llamase, que lo hiciera, la dejaría. Y cuando quedara media hora más o menos para ir al almuerzo, ¡ups! Un terrible dolor menstrual me llegó repentinamente. Nadie podía interponerse hacia eso, ni por mil Coopers en el mundo, mamá y papá sabían lo idiota que me ponía de vez en cuando en esos días.

Salimos rápidamente de la casa y Mary condujo a la misma peluquería de la vez pasada. Pero esta vez al parecer había pedido una hora porque nos atendieron inmediatamente. Me querían lavar el pelo pero como me lo había acabado le lavar, encontré que era innecesario lavarlo nuevamente, creo que con aceptar sin reclamarle nada a Mary, le sorprendió bastante a si que no insistió en lo del lavado. El peluquero que por suerte me repitió su nombre, José Enrique me humedeció un tanto el pelo con un producto cuyo nombre no pude pronunciar y me hacía unas ondas con el secador y el cepillo redondo mientras que Mia, la recepcionista me preguntaba por enésima vez si quería un café o un té o…algo.

Luego me pintaron las uñas de las manos y los pies de un lindo azul marino. Después de la peluquería Mary me llevó al “Washington Square Mall” a buscar un vestido y zapatos, me resigné a llevar los tacones de aguja que le habían gustado y compramos unos botines color marrón chocolate con un poco de plataforma, pero lo suficientemente estables para que no me pudiera caer más de los habitual. El vestido era realmente bonito, era simple, casual pero sofisticado; del mismo azul intenso del esmalte que me pusieron en la peluquería. Volvimos a casa antes de lo que Mary había anticipado, bueno, tuvo que haber sido porque casi no me negué a todo lo que pidió, sólo lo del lavado y los tacones asesinos con ojos malvados; y antes de terminar conmigo, le pedí a Mary qué pasáramos al supermercado a comprar pudín de chocolate para Miranda ya que no había podido ir la vez pasada, y aunque tampoco pudiera verla ese día, le pediría a Mary y John que lo llevaran por mí.

Me puse unas medias naranjas largas que quedaban perfectas con los botines y el vestido, y me coloqué el collar que mi tía Danielle me obsequió cuando cumplí los quince, tenía la forma de un frondoso árbol, me fascinaba, pero, lamentablemente era algo llamativo, por lo tanto, no podía usarlo usualmente; y aunque ni tenía planeado asistir a el almuerzo, quise colocármelo durante unos minutos.

Quedaban sólo un par de minutos para que nos fuéramos a la casa de los Cooper. Bajé las escaleras torpemente con fingido cansancio. Mamá estaba ya vestida cuando le comenté acerca de los terribles dolores que estaba teniendo.

-Pero... toma un paracetamol y de seguro se te pasará en un instante. –me insistió.

-Lo siento mamá, pero me duele mucho, y siento el cuerpo muy cansado. Disculpa, pero no creo que pueda ir a la casa de los Cooper. –listo, en lo que fueron unos minutos ya me había zafado del rollo. Estaba muy pagada de mí misma por dentro.

-No tendrás que disculparte por no ir a la casa de los Cooper, ya que nosotros no iremos, cariño.

-No, no te preocupes. No es necesario que se queden conmigo aquí. Pueden ir sin cuidado, estaré bien…en casa.

Rió levemente.

-Creo que no estás entiendo bien Lottie, - ¿? –Los Cooper vienen a nuestra casa.

Perfecto. Era perfecto. Un plan perfecto. ¿En qué minuto de mi vida cometí algo tan abominable para que me hicieran esto? Planeara lo que planeara algo se entrometía o lo estropeaba. Antes, Cooper terminó poniéndome nerviosa y más encima me robó un beso, y, ahora, Mary sale con que los Cooper vienen a NUESTRA casa.

-Cariño, intenté decirte antes pero no prestaste atención, parecías muy apresurada… Lottie, ¿estás bien? Cielos, de verdad estás mal. –me dijo tocándome la frente con la palma de la mano. -¡Stella! Trae un vaso de agua y un Tylenol. –salió gritando Mary mientras buscaba a Stella.

Me senté en el sofá verde de la sala de estar, sin pestañear y creo que también me olvidé de respirar porque me mareé un tanto. Stella y Mary llegaron corriendo con un Tylenol y un vaso de agua, ambas preocupadas.

- ¿Qué te pasa tesoro? –me preguntó Stella mientras me pasaba el vaso de agua y la pastilla. Me costó prestar atención, lo que las preocupó más. Me tomé el Tylenol y les dije que necesitaba descansar unos minutos, y así, subí a mi habitación. Me recosté dos segundos maldiciéndome por ser tan impulsiva este último tiempo. ¿En qué momento había dejado de ser la persona analítica y madura que siempre había sido? ¿Desde cuándo comencé a ser impulsiva e infantil? ¡Stop! No tenía tiempo suficiente para comenzar a tener clases de ética, ni de psicología; Cooper llegaría en cualquier momento y sería más inmaduro de mi parte no presentarme en un almuerzo en mi propia casa. Pensándolo bien, el no tenía idea que yo estaba sobria y que sabía perfectamente qué pasó y cómo pasó. Tenía que actuar como si no supiese nada, como si tuviera una gran resaca y vagos recuerdos de lo ocurrido la noche anterior.

Sentí a Edgar abrir la puerta y a mis padres saludando a la familia de mi novio. Me coloqué un poco de uno de mis perfumes favoritos, Ralph Lauren Rocks, atrás del cuello, en el cuello y en mis muñecas, no sé por qué, pero siempre me gustaba andar bien perfumada. Bajé las escaleras justo cuando John me llamó para que bajara. Ahí, al pie de las escaleras estaba Cooper, sus padres y Miranda. Menos mal que pasamos a comprar el pudín de chocolate. Cooper estaba dado vuelta, seguramente, avergonzado, traía puesto una camiseta blanca debajo de una camisa a celeste y encima de esta, una a cuadros negros, también traía unos vaqueros negros, sí, se veía estupendo.

-Buenas tardes, Charlotte. –me saludó formalmente Meredith.

-Buenas tardes. –la saludé sonriendo.

Charles fue menos conservador.

- ¡Pero qué linda te ves Charlotte! –me dijo Charles mientras me saludaba efusivamente. Se notaba la comparación de él con su esposa.

-Gracias. -respondí algo avergonzada.

En ese momento Cooper se dio vuelta.

Y pensar que yo creía que él podía estar nervioso o algo por el estilo. Él hiso lo mismo de siempre, cortarme la respiración con una sonrisa digna de una portada de revista, y saludarme como si nada.

-Hola, Lott. –me saludó llamándome Lott, ¿qué se había creído? Ni mi amigo era.

-Hola, Coo-Edmund. –su nombre fue más difícil de pronunciar de lo que me esperaba. Fingí una tímida sonrisa, bueno, no fue tan fingida.

Silencio incómodo.

De pronto, siento que alguien me tira del vestido.

- ¡Miranda! –dije alegremente. Miranda levantó la mirada para verme con esos ojos tan oscuros y profundos mientras yo me agachaba un poco para saludarla.

- ¿Cómo estás? –le pregunté. No hubo respuesta. - ¿Sabes? Me gusta mucho tu vestido. –le dije guiñándole un ojo. Traía un lindo vestido rosado con rayas horizontales, y el pelo tomado en dos coletas bajas. Su pelo, de un color tan particular, entre cobrizo y rubio oscuro, con unas ondas de sirena, era espléndido.

-Mi amor, ¿estás mejor? –me preguntó Mary. Demonios, si seguía hablando, Cooper se daría cuenta de que intenté escapar del almuerzo.

-Perfecta, ¿por qué no estarlo? –esperé que se diera cuenta que era una pregunta retórica.

-Porque hace unos minutos dijiste que te sentías mal, y estabas, bueno, digamos que con una cara no muy bonita…

-Querida, -le interrumpió, gracias al cielo, mi padre. - ¿Por qué no les mostramos nuestra casa a los Cooper? –a Mary le encantaba hacer de anfitriona, así que cuando John le dijo esto, sus ojos se llenaron de emoción y comenzó a darles el "tour".

-Partamos por el tercer piso… -les dijo a los invitados.

-Miranda, ¿no vienes? –le preguntó Cooper ofreciéndole la mano. Su hermana negó con la cabeza, seguía agarrándome del vestido y escondió el rostro en el mismo.

-Vamos cariño, papá te puede cargar. –Meredith le dijo y Charles abrió bien los ojos. Miranda seguía negando con la cabeza.

- ¿Qué pasa enana? –le preguntó Cooper cariñosamente, agachado a su altura acariciando su pelo.

No había respuesta.

-Miranda, ¿quieres ir a jugar a mi habitación? Estoy segura de que tengo algunos juguetes por ahí. –le pregunté con la sonrisa más franca y natural que había tenido. Se le iluminó el rostro y me sonrió. Le devolví la sonrisa y le tomé la mano para guiarla al segundo piso. Pensé que íbamos solas, y los Cooper se habían ido con John y Mary a recorrer la casa. Hasta que Charles habló.

-Edmund. –lo llamó su padre.

-Iré con Miranda y Charlotte. –respondió, sólo ahí me di cuenta que iba un paso atrás de nosotras. –Después Charlotte me puede mostrar su casa, ¿no? –me dijo y aunque no estoy segura vi que me guiñó un ojo. Mis mejillas se encendieron automáticamente.

-Seguro. –dije no muy segura. Nuestros respectivos padres y madres sonrieron.

-Nos vemos, entonces. –dijo John.

Sin cruzar una palabra entre los tres, subimos hasta mi habitación. No sé por qué pero estaba algo nerviosa. No pude ver la cara de Cooper mientras recorríamos los pasillos, entonces intenté imaginarme que él no estaba detrás de nosotros.

-Bueno, esta es mi habitación. –dije abriendo la puerta blanca enmarcada con bordes dorados que pegué con cinta adhesiva hace ya dos años.

Miranda me soltó la mano e inmediatamente fue a sentarse a los pies de mi cama. Cooper entró después de nosotras y observó cada rincón de mi pieza disimuladamente.

- ¿Qué juegos tienes? –Me preguntó de repente Miranda.

- ¡Ah! Cierto. –se me había olvidado. Comencé a buscar los pocos juguetes que todavía tenía guardados en mi armario. –Estoy segura de que estaban por aquí….

¡Ajá! Sabía que los tenía por aquí.

En una caja de cartón tenía guardados los múltiples ositos de felpa que mis padres habían comprado luego de llorar por días por Danny pero ni uno pudo ocupar su lugar.

- ¿Te gustan? –le pregunté y ella se levantó inmediatamente a inspeccionar los ositos de felpa.

-Todos se parecen un poco a Danny. –dijo luego de observar bien a todos, mientras levantaba un oso en cada mano.

-Eh, sí. Me los dieron luego de que lo perdí en los columpios. –dije restándole importancia.

Me senté a los pies de mi cama mientras veía a Miranda jugar con mis osos de felpa. Cooper, luego de vacilar un tanto, se sentó junto a mí.

- ¿Me dirás alguna vez? –le pregunté despacio.

- ¿Qué cosa? –preguntó cómo si no supiera.

-Sabes a lo que me refiero. –le dije sin quitarle la vista a Miranda. Suspiró.

-No estamos muy seguros pero… -comenzó a hablar sin quitarle la vista a su hermana y hablando tan despacio y rápido que casi no podía escucharle. –los doctores y los psicólogos creen que puede ser un leve síndrome de autismo, otros creen que puede ser un nivel bajo del síndrome de Rett, otros creen que puede ser Asperger, y otros simplemente dicen… que es muy tímida.

No pude evitar mirarlo. Noté la tristeza en sus ojos y en su tono de voz. Se me partió el alma.

-Lo único que quiero es que sea una niña feliz, ¿sabes? –me dijo desviando la mirada de su hermana por primera vez para mirarme y mostrar una sonrisa infeliz. –que tenga amigos, que se divierta, simplemente... -pegó un suspiro. -que sea feliz.

-Estoy segura que con un hermano así, no le costará demasiado. –le dije seria, tratando de animarlo.

Ambos nos miramos a los ojos, me miraba dulcemente. Por unos segundos no separábamos la mirada, tan sólo nos miramos, como si pudiéramos sentir y saber todo lo que el otro sentía y pensaba. Por fin veía un lado de Cooper que no era inmaduro, infantil, tonto y superficial, era un Cooper preocupado, sensible, dulce y amable. Tengo que admitirlo, que a pesar de ser algo triste, fue un lindo momento.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanto el cap muuuuuuy bueno
ojala subai mas pronto
te amo
belu

katherin dijo...

Siiiiii, por fin el cap, me gusto muchísimo, pobre
Miranda, ojalá q no tenga nada grave, edmun y
Charlotte hacen linda pareja :)
Postea cuando puedas pliss

Jgaby dijo...

hermoso!!
por fin escribes!!!
te extrañe!!
me encanta tu historia
y tu que tardas en escribîr!!
:( =(
que lindo edmund es tan...
tan...tan lindo, comprensible,
aunque aveces saca de casillas jajaja
por favor publika pronto!!! plis plis
sisisi
bueno te cuidas!! besos!!

Anónimo dijo...

VOY A LLORAR MAAAAAAAILI
ESQE ME FASCINO,AI TE JURO QE ESPERABA TANTO EL CAP
SUBI PRONTO PORFAVOR ,O MEJOR DAME U ADELANTO EN PERSONA ÑE :B
TEAMO,SUGA

Dany y Mariu dijo...

Hola Emma!!! Tienes un premio en mi blog (maldiciondeamor.blogspot.com)Pasate!!!

Alejandra dijo...

Hola bueno, soy nueva en tu blog pero quiero que sepas que me ha encantado :D

Seguire leyendolo y espero publiques pronto :D

Bye bye :D

abi ! dijo...

esqe esqe esqe esqe mueroooo.... pobre miranda... es muy tiernaa *-* y cooper... debe ser muy irritante intentar odiarlo y qe te mire asi y no podeeeer !
ame el cap... sube proonto

Anónimo dijo...

Me encanta!! Edmund es guapisimooo!!! pero cuando va aparecer Max?! quiero que salgaaaa!!!!!! publica pronto plis!! <3

Consuelo dijo...

ME ENCANTO EN VERDAD Q IDOLA :D

Dany! dijo...

Hola Emma!!!
Amooo tu historia! <3 a mi amiga mariu y a mi nos enkntaaaa!:D
Uff... Edmund es tan... lo Amo jajaja
Q tierna Miranda :3
Y woooow Edmund si q sabe como confundir! Me fascino la parte del beso *.* y Lotti fingiendo q se sentía mal y con todo un plan perfectamente calculado y al final no le sirvió para nada XD
Buenisisismo el capii!
Publik Pronto
KiSsEs, DaNy!

luciana dijo...

hola hace poquito empese a leer tu blog y ME ENCANTO!!!
esta muy buena tu historia!!!
pasate X mi blog, hace poco lo empese

http://locaportiii.blogspot.com/
besos!!!

Anónimo dijo...

holap me encata tu historia es muy linda espero que escribas tienes mucho talento¡¡¡¡¡¡:D ¡¡soy tu fan ¡¡¡¡