Breve Reseña

Una historia que tiene como protagonistas a Charlotte Copperfield y a Edmund Cooper que comparten un sentimiento mutuo, el odio. Ambos se enfrentarán a una serie de situaciones que solo podrán resolver juntos. ¿Podrán aceptar sus diferencias y sus rivalidades?

jueves, 6 de enero de 2011

Capítulo 5: El Trato Parte VI (última parte)

Pues lo prometido, es prometido y aquí está, espero que les guste mucho. Este capítulo se lo dedico a mi señora doña madre y a su pareja con quienes compartí una linda cena llena de risas, rica comida y en un lugar hermoso. Gracias mamá por todo !!
hope you like it ;)

PD: esta es la última parte del capítlo 5: El Trato

**************************************************************

-Creo que no Charlotte. –dijo de una manera seductora.

- ¿Cómo rayos sabes mi nom-? Más bien, ¿quién er-? –en eso se saca los lentes.

- ¿Jesse?

-Un gusto en volver a verte, Charlotte. –me reí, era insólito.

-Siento no haberte reconocido con los lentes puestos. –me disculpé, lamentando que él sí me reconoció y yo ni apenas.

-No te disculpes, de hecho, yo debería disculparme.

-No te sigo.

-Ayer, yo… simplemente me fui. Sin escucharte ni nada…

-Eso no fue tu culpa, si no la de Cooper. –le dije. –que no pudo llegar en un mejor momento. –mascullé.

-¿Qué dijiste?

-Nada. –dije sonriendo angelicalmente.

Charlamos durante un largo rato. Hace mucho que no la pasaba tan bien con alguien; Jesse era tan… agradable. Me escuchaba y yo a él, nos reímos de pequeñas estupideces y descubrimos que teníamos cientos de cosas en común.

De pronto Jesse miró su reloj.

-Creo que se me hizo tarde.

-¿Tienes que irte?

-Sí, mis primos llegan hoy de Florida a visitarnos.

-Entonces… que la pases bien. –le dije, sin saber muy bien con qué despedirme.

-Gracias por dejarme acompañarte. –me dijo mirándome fijamente a los ojos.

-Gracias por acompañarme.

-Bueno, nos vemos. –se despidió con un beso en la mejilla.

-Adiós.

Y ahora… ¿a dónde iba? Tenía claro que a mi casa no quería regresar. Bueno, algún día tendría que volver pero…mientras más tarde mejor, ¿no? Me subí al auto pensando si iba a la casa de los Thorton o a la biblioteca a comprar un libro. De pronto siento que mi celular comienza a vibrar. Era Bethany.

-¿Beth?

-Hola Lott.

-¿Cómo estás?

-Necesito que vengas a mi casa. ¡Ahora! –esa era mi amiga, ni siquiera un “bien, ¿y tú?” como cortesía pero si era algo urgente, como parecía que lo era, no necesitaba tantos rodeos.

-Estoy allá en 15. –corté la llamada y di una vuelta en 180 grados para ir a la casa de Bethany.

La casa de Bethany no quedaba tan lejos de la mía por lo que intenté de estacionar el auto rápidamente así ni mis padres ni Justin, que volvía esa misma noche a Nueva York, podrían verme en esa zona. Definitivamente me estaba volviendo paranoica.

Toqué el timbre y la mamá de Bethany salió a abrirme.

- ¡Charlotte!

- ¿Cómo está Señora Davis?

-Muy bien, gracias. Bethany está en el patio.

-Gracias. –dije y entré. Me fui directo a la cama elástica ya que Bethany casi siempre que estaba en su patio, estaba ahí. Y efectivamente, ahí estaba. Mirando las nubes y con una rosa en la mano. Me acosté a su lado en la cama elástica.

-Ayer Scott me preguntó si quería ser su novia. –me contó no tan contenta como suelen decirse esas cosas. Pero bueno, tal vez Bethany era más reservada para eso.

- ¿Y qué le dijiste? –le pregunté.

Bethany tomó una gran cantidad de aire, para luego dar un gran suspiro.

-Que lo tenía que pensar.

-Aguarda, ¿no te gustaba?

-Sí, pero…

-Paul.

- ¡Argh! No sé qué me pasa, Lott. Scott me gusta, es tan caballero, tierno y, y… me quiere.

-Pero… -esa lamentable palabrita que siempre arruina todo.

-Juro que había dejado de pensar en él. –la miré, conociéndola, no era completamente cierto.

-Bueno, he tratado de no pensar en él.

-No te ha ido muy bien al parecer, ¿me equivoco?

-Para nada. –dijo hundiendo la cara en la cama elástica.

- ¿Sabes Beth?

- ¿Qué? ¿Qué soy una estúpida, tonta, tarada…

-No. –la interrumpí. –Tonta. –me reí.

-Deberías aclarar tus sentimientos contigo misma antes que nada.

- ¿Pero cómo?

-Haber… ¿Qué te parece si jugamos un juego?

- ¿Cómo qué? ¿A la fiesta de té? Lott, ¡tengo depresión!

-No, no, no. Escucha, yo te lanzaré varias preguntas respecto a cualquier cosa, y tú tienes que responder con lo primero que se te venga a la cabeza y no se vale pensarlo por más de un instante, ¿ok?

-Sí, pero ¿cómo ayudará esto?

-Tú solo juega y verás. –le respondí y ella asintió todavía con la cara llena de una sustancia llamada duda.

-No importa qué te pregunte solo responde, ¿ya?

-Vamos Lott que me estás empezando a poner nerviosa.

-Aquí voy. ¿Azul o rojo?

-Rojo.

- ¿Noche o día?

-Noche.

- ¿Dulce o salado?

-Salado.

- ¿Invierno o verano?

-Invierano. ¿Qué? ¿No ves Phineas y Ferb? –me reí y seguí, seria.

- ¿Edward o Jacob?

-Edward.

- ¿Scott o Paul?

-Paul. –se exaltó. –Wow.

En ese instante me suena el celular. ¿Qué demonios? En la pantalla decía que “amor” me llamaba. Esto tenía que ser una broma.

-Aguarda un minuto Beth. –le dije mientras ella seguía con la boca abierta.

-¿Si? –contesté a mi supuesto “amor”.

-Buenos días, novia. –quise mascullar “Cooper” pero tuve miedo de que Bethany me escuchara.

- ¿Qué quieres? –dije cortante.

- ¿Por qué tan a la defensiva Copperfield? –preguntó juguetón.

- ¿Por qué siempre con rodeos Cooper? –le desafié mientras caminaba hacia otro lado para que no se escuchara nada de lo que decía.

-Si te respondo, te enojarías. -cómo si yo ya no estuviera enojada. –Te llamaba para avisarte que te paso a buscar a las diez.

- ¿Qué? –dije casi en un grito.

-Eso. ¡Ah! Por cierto, no le cuentes nada de esto a tus amigas, mejor, para no crear ideas erróneas. Nos vemos luego, novia.–y colgó. Ese pedazo de chico de California colgó, sin ni siquiera invitarme o preguntarme, nótese el avisarte. Definitivamente le agarraría de las mechas si lo tuviera ahora conmigo.

- ¿Pasó algo? –me preguntó Beth, que de pronto estaba a mi lado.

-No, nada. –dije con una falsa sonrisa, que esperaba que no se notase lo falso.

-Era Stella, que me avisaba que no llegara tarde para el almuerzo. –No sé cómo, pero ahora las mentiras fluían casi naturalmente de mi boca, cosa que hasta yo me hubiera creído.

-Ah.

-De hecho, me tengo que ir ahora mismo, a si que… llámame cualquier cosa.

-Muchas gracias Lott, gracias por siempre estar ahí. –me dijo mientras me daba un abrazo, cosa que Bethany nunca hacía ya que odiaba los abrazos.

- ¿Para algo están las amigas no?

Manejé hasta el centro comercial. Normalmente estaría huyendo de ahí, pero en esos instantes huía de otra parte. Pasé por varias tiendas vagamente, sin siquiera prestar atención a los productos que vendían. Cuando llegó un punto en el que mi estómago rugía tan fuerte que una vendedora me preguntó si estaba bien, fui y me compré un pretzel de canela.

Luego de prácticamente devorar mi pretzel, llegué a estar tan aburrida que tuve que salir del centro comercial a caminar por las calles de alrededor.

Caminé vagamente hasta encontrarme con una tienda de antigüedades. Desde afuera se veían cosas realmente preciosas…y costosas. Por lo cual no quise entrar a tentarme a gastar de mis escasos ahorros.

Volví al centro comercial a buscar a Moquín. Y aunque no quisiera ya no sabía con qué más gastar tiempo ya que mi guitarra estaba en mi habitación y no tuve otro remedio que volver a casa. A sí que agarré todas mis cobardías y las sepulté en un ataúd imaginario.

- ¡Charlotte Copperfield! ¿Dónde te habías metido? –me saludó, más bien, regañó, Stella cuando Edgard me abrió la puerta.

-Estaba… por ahí. ¿Por qué? ¿Qué pasa?

-Tu hermano ya está en el aeropuerto, o más bien podría estar en el avión rumbo a Nueva York y tú ni te despediste.

- ¡Oh por Dios! ¡Justin! –mi molestoso y querido hermano se había ido, y como había dicho Stella antes, yo ni me había despedido.

-Bueno cielo, ¿qué haces ahí parada? Intenta llamarlo.

- ¡Buena idea! –marqué rápidamente su número pero salió la contestadora. Por lo menos, dejé un mensaje despidiéndome y disculpándome.

Suspiré.

-Cariño, no te aflijas tanto, no es la última vez que lo verás.

-Sí, lo sé. Pero es que últimamente todo me sale mal y ando con la cabeza en…

- ¿Las nubes? –intentó acertar mi ama de llaves.

-Las nubes estás muy cercas. Neptuno podría calificarse como un lugar lo suficientemente lejano. -dije en un suspiro. Stella rió.

-Tranquilita. –me tranquilizó, dándome unas palmadas en la espalda.

-Tus padres lo fueron a dejar. –por lo menos una noticia buena.

Saqué un yogurt del refrigerador y casi tragándomelo me lo comí por si mis padres llegaban. Dormí una siesta realmente reconfortante debido a que la noche anterior no pude pegar ni un ojo.

Desperté tan feliz como una lombriz. Lentamente luego de estirarme y retorcerme como oruga en la cama miré la hora. ¡Santas tartas de mora! Eran las ocho y cuarto, había dormido toda la tarde.

Jamás hubiese creído que me levantaría/arreglaría tan rápido. Me puse ropa linda y cómodo y respecto al maquillaje, solo me encrespé las pestañas y me puse un bálsamo labial. No sabía a dónde ni a qué Cooper me llevaría. Y menos sabía yo por qué me ponía cada vez más nerviosa a medida que se acercaba la hora de su llegada.

Intenté por todos los métodos posibles no pensar en estos sentimientos que estaba experimentando últimamente.

No sabía si John y Mary ya habían llegado, suponía que sí, por eso solo me despediría diciendo que saldría con Cooper haciendo a mi padre feliz.

Eran cinco para las diez y fui hasta su habitación. Toqué la puerta.

-Pase. –dijo Mary.

-Hola. –saludé entrando.

- ¡Lottie! No te habíamos visto en todo el día. –me saludó Mary.

-Eh, bueno, tenía hartas cosas que hacer. –intentar ocultarme de ustedes, por ejemplo.

- ¿A dónde fuiste? –preguntó John.

-Salí con Beth, fui a tomarme un café, a comprar...

-Ok, ya entendí. –me interrumpió y se lo agradecí internamente ya que no sabía que más decir.

-Y seguirás haciendo cosas, ¿me equivoco? –dijo levantando una ceja.

-Edmund Cooper me pasará a buscar en unos minutos. –dije mirando el suelo, demasiado nerviosa para mi gusto.

- ¿Entonces tienen una cita? –me preguntaron al mismo tiempo mis padres. Mi piel cambió de color oliváceo al vivo color del tomate.

¿Qué debía decir? ¿Qué sería mejor? ¿Decir sí o decir no?

-Es un secreto. –dije y les guiñé un ojo. Creí que con eso estaría bien.

Cooper llegó puntualmente a las diez. Volvió a saludar educadamente a mis padres y a mí también delante de ellos. Salimos de la casa y cuando pensé que me encontraría con la despampanante camioneta vi a lo lejos al precioso Hummer que había visto en la casa de los Cooper la vez que fui.

- ¿Te gusta? –al parecer Cooper había visto el brillo de mis ojos al contemplar semejante bendición de las creaciones humanas.

-Solo un poco. –finjí en broma.

Nos subimos al regalo de los dioses y partimos.

- ¿A dónde vamos? –era insólito que todavía no supiese ni a dónde íbamos.

-A la casa de Ryan.

- ¿Enserio? –eso no parecía tan malo. De hecho me alegró saber que estaría con mi mejor amigo, alguien agradable, no como otros.

-Sí, está dando una fiesta. –la alegría se había esfumado. Ryan sabía que no me gustaba salir mucho, pero igual me dolió un poco el que no me hubiera invitado.

-Cuando hablamos hoy día me dijo que tenía que invitarte, entonces le dije que yo te diría. -A sí que no se había olvidado. Luego una pequeña inquietud danzó entre mis pensamientos.

- ¿Ryan sabe acerca de…esto?

-Claro.

- ¿QUÉ? No te entiendo. ¿A caso no querías que nadie supiera?

-No le quise contar, pero él se dio cuenta de algunas cosas y no podía seguir mintiendo. Aparte, el es muy buen amigo tuyo también, ¿cierto?

-Sí.

-Entonces, no hay problema. –dijo con esa endemoniadamente hermosa sonrisa.

- ¿Y qué dijo? –le pregunté antes de empezar a babear.

-Dijo algo de que éramos unos tarados maquiavélicos y… bueno, tú le preguntarás. –dijo apagando el motor del Hummer.

Salimos del auto, estacionado a dos cuadras de la casa de Ryan, para que nadie nos viera llegar juntos, y caminamos separadamente hacia la casa de mi amigo.

-Entra tú primero. –me dijo. Asentí. No puedo estar segura pero creí escucharle decir “Wow, me hiciste caso”.

Toqué la puerta y Ryan la abrió.

- ¡Monstruo! –me dijo abrazándome y elevándome.

- ¡Hey! Solo mi hermano puede llamarme así. –lo reté y se rió.

-Te ves bien.

-Tú igual, gracias.

Su casa no estaba tan llena como ayer estuvo la casa de Adam, supuse que aún era muy temprano o simplemente Ryan no había querido invitar a mucha gente.

-Bueno, hay bebidas y algo de comida afuera; todos están bailando en el salón y…si te aburres puedes irte a la pieza de Elle. –Elle era su hermana mayor, ex compañera de Justin en el colegio y también ex novia.

-Gracias. –mi amigo me conocía tan bien y hace tanto tiempo, de hecho, cuando éramos más chicos, solíamos jugar en su casa o en la mía, aparte, nuestras madres eran amigas, y claro que ya me sabía su casa de memoria.

Antes de decidir a dónde ir, tocaron el timbre y mi amigo fue a abrir.

Como no quería ver a Cooper me fui a buscar algo de beber. Me serví un vaso de Coca-Cola y comí un puñado de maní. Entré dos segundos al salón para darme vuelta al ver a señorita “yo no como carbohidratos” Woods tomando a Cooper de la mano, arrastrándolo a un lugar. Rodee los ojos y me fui a la habitación de Elle que quedaba en el segundo piso. Elle se había ido a estudiar leyes a Washington DC, y su habitación había cambiado un poco desde que se fue. La Sra. Murray había cambiado el opaco amarillo de las paredes por un intenso violeta, también cambió las cortinas y la mesita de luz. Pero el viejo y precioso tocador y su gran cama seguían intactos, al igual que otras cosas.

Elle, al igual que yo era una buena lectora de la literatura inglesa a si que inmediatamente me puse a indagar en su repisa para ver cuál sería mi nueva presa, tal vez algo de Austen o de Brontë. Para mi decepción no había ni un rastro de aquellos libros, de seguro, y debí suponer, se lo había llevado a la universidad.

Decepcionada, bajé al salón. Como me esperaba, había llegado más gente. Harta gente. ¿Por qué a Cooper se le ocurrió la brillante idea de traerme a otra fiesta? Siendo que recién el día anterior habíamos asistido a una. ¿Por qué no ir, no sé, a cualquier otra parte? Por último, me recogía, saludaba a mis padres y bla bla bla y luego me llevaba a la casa de alguna de mis amigas, se iba con su novia, volvía a buscarme y a dejarme y ¡problema resuelto!

No me iba a hacer lo mismo que en la fiesta de Adam. ¿Dejándome aburrida como una ostra otra vez? No señor. Debía de hacer algo. Lo que fuera. Aparte, todavía me tenía que vengar de él; él no podía ser el único que jugara conmigo… y mis sentimientos o lo que fuera que había sentido pero… no importa. Yo también podía jugar con fuego.

9 comentarios:

abi ! dijo...

esta buenisimo el cap. me encanto !.. sube pronto please !

Noelia dijo...

me ENCANTOOOO!! no sabes lo que esperé para leer el siguiente capitulo, teni muchas ganas de seguir leyendo... me gusta mucho siguela pronto!!! Besos!! =)

Anónimo dijo...

mailinda :)
me encanto jaja y lo mejor es qe se lo qe va a pasar (6)
tequiero y subi pronto!
tu mapsi <3

Jgaby dijo...

me encanto!!!
plis escribe pronto!!
me encanta jess!!

Shelly dijo...

:O
nos dejaste con la duda d q haria!!!
me encanta tu blog el ultimo mes lo habria todos los dias para ver si habias subido :P
pasa por el mio XoXo

Conchi! dijo...

Emmaili! el cap wow muy muy bueno y gracias por hacerlo mas largo en verdad se aprecia un monton...maldito cooper me da impotencia....puede ser lindo pero es un imbecil, aaarg! bueno ya q estamos viviendo bajo el mismo techo espero q me adelantes algo...

Anónimo dijo...

aaw me encanta tu historia esta tan genial! en tan solo un dia me avente todos los capitulos que llevas XDD! aaw quiero otro sube otro *-*

gabiita trilliza dijo...

una plabra... ¡HERMOSO!
SIGUE PUBLICANDO :)

Anónimo dijo...

me encanto es una gran historia sigue asi
me encanta porfa no falles :)
de verdad espero ver q pasa.....

:3